CÓMO EL AYUNO MEJORA LAS PRESTACIONES SEXUALES Y LA FERTILIDAD
Hoy voy a escribir de algo que estoy integrando gradualmente en mi actividad profesional. He empezado estudiando el tema aproximadamente hace cinco años, aunque la experiencia directa es lo que más me convence, cada día, de que estoy en un camino correcto.
Ya son muchos los pacientes que acuden a mi consulta con disfunción eréctil, falta de libido o dificultad en concebir a los que propongo entre otros remedios clásicos un ayuno terapéutico.
Curar la disfunción eréctil, que generalmente se identifica con la falta de energía de forma natural, suspendiendo durante un periodo limitado la alimentación, a muchos puede parecer una grande contradicción. No es así. Al contrario, se trata de devolver energía a un sistema que está carente.
Aumentar la libido, cuando esta no depende de un problema endocrino, tipo una deficiencia de testosterona, es posible practicando un ayuno terapéutico.
Hasta implementar la fertilidad, mejorando la calidad de los espermatozoides y del semen en general, es posible simplemente ayunando. Porqué suspender la digestión de los nutrientes que aportamos diariamente, activa una digestión interna, que depura el organismo de toxinas y productos de oxidación.
Entramos en el detalle.
El ayuno es una técnica muy antigua de curación. Desde que hay memoria y registros médicos y también en las tradiciones de todos los pueblos de todas partes del mundo, siempre se ha practicado el ayuno para restablecer el estado de salud.
Y antes de ser una practica humana, es una actitud natural que muchas especies vivientes comparten. Y no hace falta ser un biólogo que hace expediciones en la Africa subsahariana para constatarlo. Es suficiente haber tenido un gato en casa para saber que cuando esta malito se puede tirar hasta dos o tres días sin comer.
Ayunar es un estimulo para el cuerpo, igual que la comida. Cuando comemos se activan unos patrones hormonales que nos predisponen a digerir. El estomago aumenta la secreción acida para disolver lo que levamos a la boca, el páncreas produce enzimas, lipasas y amilasas, para descomponer los alimentos, y insulina para vehicular los azucares a los tejidos. La vesícula biliar suelta bilis que participa al proceso, el intestino empieza a absorber los compuestos químicos que se liberan, etcétera.
Todos estos procesos requieren mucha energía. De hecho la digestión misma es uno de los procesos mas dispendiosos que el cuerpo pueda emprender. Es evidentemente una función indispensable, por que garantiza la extracción de los nutrientes que necesitamos para mantenernos en vida. Sin embargo comer es un proceso que también genera muchos productos de eliminación, en palabras sencillas, mucha basura. Y mas aun si no estamos constantemente atentos a lo que comemos, en qué cantidad y con cuanta frecuencia.
En este contexto mirar al ayuno como una simple falta de comida y consecuentemente a la falta de activación de estos mecanismos es realmente reductivo. Ayunar es mucho más.
Frente a la falta de comida el cuerpo activa los que podríamos definir unos programas de depuración y desintoxicación. Se reactiva el metabolismo, se limpian los filtros de nuestro cuerpo (higado, riñones pulmones y piel), se limpian los órganos digestivos y regularizan los sistemas neurovegetativo y el endocrino.
Además cuando el cuerpo no está en digestión, lo cual empieza a ser aproximadamente a las 8 horas de ayuno, empieza a hacer limpieza y concentra sus energías en otro tipo de digestión, dirigida a sí mismo, y en el concreto a todas las toxinas que se han ido acumulando en el tiempo.
Sin embargo, llegar a ayunar con eficacia no es cosa sencilla y no se hace de golpe.
En primer lugar hay una preparación al ayuno. Evidentemente no se puede ayunar si antes no hemos preparado el cuerpo, bajando el valor energético de las comidas durante los dias anteriores. El cuerpo tiene que ir acostumbrándose a la disminución del aporte calorico, sobretodo si es la primera vez que ayunamos.
Según el paciente, se suele empezar con ayunos intermitentes de pocas horas y siempre manteniéndose hidratados. Ayunar 8 horas a día durante una semana ya puede llevar a resultados inesperados, sobretodo en términos de aumento de libido y deseo sexual.
Con grupos de pacientes realizo en media un ayuno al mes que puede llegar a prolongarse hasta a días. Siempre bajo constante control y contacto telefónico.
¿Qué más? Si os interesa el tema investigad, hay mucho en las redes y en las librerías por supuesto, pero hacerlo con responsabilidad. Y si alguien se quiere apuntar a mi próximo ayuno grupal, ¡pues contáctarme!