Una Historia de Cáncer Testicular
Os cuento la historia de un chico que vino a mi consulta y que se llevó a casa un diagnostico de cáncer testicular.
No os la cuento para hacer terrorismo, sembrar el pánico y fomentar hipocondría. Os la cuento porqué me apetece contarla, además que de una historia verdadera siempre hay que aprender.
Una vez acabadas las presentaciones, nada más hablar dos minutos descubrimos que él también tenía vista al Tibiado desde su despacho. Y esta fue la primera de muchas cosas en común. Su pareja era italiana, además de un pueblo muy muy cerca del mio. Casualidades.
También por casualidad salió que le había dado a su hijo el mismo nombre del mio y que compartíamos unos cuantos intereses relativos a astronomia e historia. Trabajaba como revisor en la misma editora que ha publicado mi libro. Increíble.
En pocos minutos teníamos mucha mas afinidad de la que tengo con la mayoría de mis conocidos y a amigos. Y esto hizo que fuera más duro aun explicarle lo que le encontré, cuando finalmente pasamos al examen fisico.
Venia por un dolor testicular que arrastraba hace tiempo. Alguien le había diagnosticado precedentemente un leve varicocele, al que él atribuía la molestia. Al examen fisico nada a destacar. Los testículos eran normales por forma, tamaño, consistencia y superficie. Para confirmar el varicocele evaluar su evolución, decidimos realizar una prueba ecográfica.
Cada año en España se diagnostican aproximadamente 820 casos de cáncer testicular. Más de la mitad de los son pacientes entre 15 y 35 años de edad. El chico, al momento del diagnostico tenia unos 40 y pico, por lo cual, algo fuera de estadísticas.
Solo un 20% de los nuevos casos de cáncer testicular suele presentarse con dolor. Otra vez algo fuera de estadística.
Las estadísticas pero son así: siempre hay quien se escapa. Y mi nuevo amigo era uno de estos.
A la ecografía se vio claramente una area hipoecogénica intraparenquimal de unos 7 mm, con mayor vascularización que el tejido alrededor. “Intraparenquimal” quiere decir que está dentro de la glándula; por lo tanto había sido imposible notar el nodulo a la palpación.
Las lineas guías de la Sociedad Europea de Urología hablan claro. Orquiectomía por via inguinal. En estos casos se ha de asportar el testículo y es lo que hicimos.
Al momento del diagnostico solo tenia un hijo, así le aconsejé dirigirse a un centro para la crio-conservación (congelamento) del semen en caso las cosas se complicaban y tenia que hacer quimio, la cual puede dañar permanentemente la función del testículo sano.
El examen anatomo-patológico dio “seminoma”, buen prognostico según las estadísticas. Pero el chico decidió quedarse una vez mas fuera de estadística y, no obstante las pruebas previas a la cirugia no habían destacado nada de metastasis, a los 6 meses tenía repeticiones a los ganglios para vertebrales. Un clásico.
No os quiero adelantar mucho de momento. Solo deciros que el chico es un luchador y la próxima semana volverá a mi consulta con los resultados de las pruebas post quimioterápia. Según las estadísticas estos casos suelen responder bien al tratamiento.
Tocamos madera.